Sánchez gobierna, España asombrada y la Justicia, herida

España está atribulada, desconcertada, con una sensación de enfado respecto a las actuaciones del gobierno de Pedro Sánchez, quien saca leyes desde el Consejo de Ministros que dañan la imagen no solo de la justicia, sino que en sí misma, deja en entredicho la fortaleza del Estado de Derecho.

Esto viene sucediendo como consecuencia de la imperiosa dependencia de Pedro Sánchez de los grupos separatistas e independentistas que tienen representación en el Congreso y en el Senado, quienes solo apoyan a Sánchez si este les allana el camino establecido en las condenas como consecuencia de los actos de sedición que se produjeron el 1 de octubre de 2017, unido al hecho de las malversaciones de fondos que según el auto del Supremo, se produjeron para poder llevar a cabo dicha asonada.

La realidad que se pretende justificar desde el gobierno a la hora de eliminar el delito de Sedición no es la que dice, puesto que en todos los países europeos, aunque distintos nombres, se plantean penas de prisión incluso más elevadas para quienes atentan contra las constituciones, sino que únicamente desean adecuar esas penas a la posibilidad de que los condenados en España, pudieran regresar a la actividad política y ostentar representación parlamentaria en unas futuras elecciones generales.
¿Nos imaginamos que estos condenados, gracias a la eliminación del delito de Sedición, pudieran volver a ocupar escaño y les fueran devueltas las multas económicas establecidas por el Tribunal Supremo y el Tribunal de Cuentas?

Esto sería dejar en ridículo a la justicia española desde un ejecutivo y un presidente del gobierno que aunque desde la legalidad, dado que solo son necesarias mayorías absolutas, estaría gobernando con leyes que le beneficiarían, puesto que los afectados, son en realidad quienes le mantienen en el Poder y quienes además salen beneficiados por estas decisiones.
Jueces, fiscales, el mundo del derecho, está escandalizado por las consecuencias que estas modificaciones que el ejecutivo quiere llevar a cabo y expresan en las tertulias y televisiones en las que participan, la necesidad de que la Sala Segunda del Tribunal Supremo, actuará de oficio para impedir que se materializaran.

Mientras que esto es el eje de la discusión de la política española, la sociedad, no sabe qué hacer, porque quiere que se produzca una reacción ante esto que muchos consideran dejar herida de muerte a la justicia, pero nadie les explica cuál es el instrumento correcto para evitarlo, ya que una moción de censura, no sirve dada la numerología de la composición de las fuerzas políticas en el Congreso.

Tampoco hay confianza en que sea el CGPJ quien pueda solucionar el problema, porque está susceptible de que el gobierno nombre a sus dos representantes en el mismo, lo que también podría afectar a la composición del Supremo, que podría tener un nuevo presidente, cuyo nombre, es VOX Populi en la opinión pública y publicada de España.

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¿Qué podemos hacer los ciudadanos para evitar este bochorno que puede estar aprobado antes de fin de año, casi coincidiendo con el visto bueno a los PGE? Realmente, nada que no sea esperar a que se acerque el momento de las urnas, porque la protesta en la calle, no es efectiva, la moción de censura inviable y las autoridades europeas, una vez más, no dirán ni harán nada por evitarlo.

Es imprescindible que las fuerzas políticas de la oposición, lleguen a un acuerdo ante la sociedad para revertir estas medidas que pretende poner en marcha Pedro Sánchez, por encima de las siglas y sin rivalidades políticas, porque de lo contrario, la democracia quedará dañada, la confianza de los ciudadanos hacia los políticos destruida y podemos encaminarnos hacia un desastre político, económico y social de graves magnitudes. ¡Pero ojo! No nos olvidamos de la ley del “si es si”, un brutal despropósito emanado desde el Consejo de Ministros, el acercamiento de presos etarras, la ley de autodeterminación de género y otras lindezas con las que nos sorprenden los 22 de Moncloa cada semana.

¿Esto es un mal sueño o es el momento de mayor dificultad democrática de España en el último medio siglo?

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