Los socios preferentes de los socialistas son los republicanos, los independentistas, las concesiones concedidas por su voto a favor del documento de previsión anual de ingresos y gastos para los diferentes presupuestos gestionados por socialistas y comunistas lo corrobora.
Los socios preferentes de Sánchez son los amigos de los herederos de ETA, el pacto presupuestario y el acercamiento progresivo de etarras a las cárceles vascas lo certifican.
Pero el socio en la sombra de Sánchez es VOX. Mientras este grupo ataca a los herederos de ETA o a la ministra del engendro legislativo, Irene Montero, que pasará a la historia por desproteger a las víctimas, atacar a los jueces y a los españoles, el presidente del Gobierno avanza con sus modificaciones legislativas, con sus nombramientos a la carta y, lo que es peor, continua en La Moncloa disfrutando de lo que pagamos todos los españoles.
Ayer, en el Congreso de los Diputados, una diputada de VOX tildaba de filoetarras a EH-Bildu, con el consiguiente revuelo mediático y su expulsión de la Cámara Baja. Y mientras ocurrían estos hechos el Gobierno decidía completar el asalto al Tribunal Constitucional nombrando a un exministro y un ex alto cargo socialista como magistrados y, de manera casi simultánea, los medios internacionales revelaban, con pruebas, que el ministro de Interior, el señor Marlaska, mintió en el Congreso y a los españoles.
Una semana antes se producía un caso similar, el mismo día que otra diputada del mismo grupo parlamentario atacaba desorbitadamente a Irene Montero durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado para el 2023, el Gobierno modificaba el Código Penal en lo relativo a la sedición, desarmando a nuestro país frente a aquellos que quieren romperlo.
Sin entrar a valorar los calificativos utilizados por los compañeros de oposición, porque el fondo quedo desvirtuado por las formas, este grupo ha conseguido distraer la atención de los españoles de lo realmente importante y grave, que son las modificaciones legislativas y las actuaciones sin escrúpulos del sanchismo, y han convertido las Cortes Generales en un teatro que sólo beneficia a Sánchez, quien les considera ya sus socios en la sombra.
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En lugar de poner toda la atención en presionar al gobierno para que arregle la chapuza legislativa de la Ley “sólo sí es sí”, centran sus esfuerzos en generar ruido, un ruido que oculta la traca final que el Gobierno nos tiene preparada.
Los diputados de VOX tomaron la decisión, al comienzo de la legislatura, de no ser una oposición constructiva. Decidieron que su aportación a la hoja de ruta que todo gobierno debe tener, los PGE, sería un puñado de intervenciones en pleno, pero ni enmiendas al articulado, ni enmiendas territorializadas con las demandas de cada provincia, Comunidad Autónoma o Ciudad Autónoma a las diferentes secciones del documento. Pero ni debate, ni consenso.
Los ciudadanos nos eligieron para representarles territorialmente en la capital del reino de España. Nuestra obligación es ser alternativa de gobierno. Proponer medidas que puedan hacer más fácil y llevadera la vida de los ciudadanos. Defender los intereses de cada uno de los territorios que componen la geografía española.
A los españoles a los que representamos les debemos lealtad, esfuerzo y defensa acérrima de sus intereses. Y ninguno de estas premisas es respetada por el único grupo político que no aporta ni una sola enmienda a los PGE tramitados en el Congreso de los Diputados, ni tan siquiera su voto para que pudieran salir adelante alguna de las más de 2000 enmiendas presentadas por el Partido Popular.
La crítica, el insulto y la teatralización no son las señas de identidad de un partido que aspira a ser alternativa de gobierno. Esta forma de hacer política sólo ayuda al presidente Sánchez y a sus aduladores, que miran los toros desde la barrera, sin desgastarse, sin sudar la camiseta, esperando que otro haga el trabajo por ellos.
El Partido Popular, como verdadera alternativa de gobierno, aspira a unir a todos aquellos que creen que España merece y necesita un Gobierno mejor. Y para ello trabajamos, día a día, para aportar ideas, por enmendar lo que no es bueno para los españoles, por aportar opciones al desgobierno.
Estamos en manos de imprudentes, incapaces, inconscientes y temerarios dirigentes. No les ocultemos con nuestro ruido, mostremos a la sociedad sus atrocidades. Hagamos política constructiva y eficaz, seamos alternativa. La alternativa que necesita nuestro país.