Un grupo de científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, de la provincia china de Wuhan —misma donde se dio el primer caso de coronavirus— señalaron que la fertilidad masculina podría verse gravemente perjudicada en aquellos individuos que padecieron el COVID-19. Los estudios habrían demostrado la disminución de la movilidad y cantidad de los espermatozoides, así como de daño testicular. Ante tales evidencias los científicos pidieron ampliar sus estudios.
«Existe una necesidad urgente de rastrear a los hombres con COVID-19 durante su recuperación«, sostuvieron el microbiólogo Yu Tian y el biólogo reproductivo Li-quan Zhou, autores del estudio sobre la invasividad del coronavirus en los testículos y su interferencia sobre la reproducción masculina, publicado en la revista Reproduction.
El SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19 ingresa al cuerpo humano a través de una enzima que está presente en numerosos órganos vitales; y el mismo puede afectar los sistemas: olfativo, respiratorio, digestivo, circulatorio, neurológico y, potencialmente —según lo demuestra el estudio de estos científicos chinos— en los órganos reproductores masculinos, donde se encontró presencia del virus en el semen de algunos pacientes.
La infertilidad y el COVID-19
El estudio de los investigadores chinos no es el primero en la materia, ya que anteriormente investigadores de la Universidad Allameh Tabataba’i de Irán y la Universidad Justus-Liebig de Alemania, ya habían realizado diversas investigaciones de la estrecha relación que existe entre los pacientes con COVID-19 y la infertilidad, quedando demostrado que la concentración de los espermatozoides en el semen y la movilidad de los mismos se redujo en más de 200%.
«Estos efectos sobre los espermatozoides están asociados con una menor calidad de los espermatozoides y un potencial de fertilidad reducido», explicó el investigador principal Behzad Hajizadeh Maleki. «Aunque estos efectos tienden a mejorar con el tiempo, se mantuvieron significativa y anormalmente más altos en los pacientes con COVID-19, y la magnitud de estos cambios también se relacionó con la gravedad de la enfermedad», señaló.