La pandemia de COVID-19 sigue causando estragos en toda Europa, y uno de los países que se ha visto más afectados recientemente ha sido Alemania. Según informó el Instituto Robert Koch (RKI), una institución anexa al Ministerio de Salud de aquel país —encargada de suministrar toda la información acerca del COVID-19—, Alemania superó la cifra de los 60.000 fallecidos por el coronavirus, luego de registrar 855 decesos en las últimas 24 horas.
El país teutón también viene de superar hace poco menos de un mes la barrera de los 2 millones de contagiados por COVID-19 y actualmente —5 de febrero— este número se sitúa en 2.264.909 casos de infección confirmadas, con casi 200.000 activos. Sin embargo, no todas las noticias son malas, ya que Alemania superó la cifra de los 2 millones de pacientes recuperados.
De igual manera Alemania registró una baja en la incidencia acumulada, ya que en la última semana llegaron a establecer un total 79,9 casos por cien mil habitantes, una de las cifras más bajas en ese país en los últimos 6 meses.
En paralelo sigue creciendo la polémica sobre la campaña de vacunación en Alemania, donde se han anunciado en los últimos días los retrasos en las entregas de vacunas por parte de BioNTech/Pfizer y de AstraZeneca. Esta última farmacéutica anunció esta semana que no iba poder entrar a la UE las dosis acordadas para las próximas semanas.
Clases presenciales «prioridad» post COVID-19
Con las primeras estadísticas de mejora en el plano pandémico, la canciller alemana Angela Merkel reiteró, en una conferencia virtual que realizó algunas representantes de niños en edad escolar, que el regreso presencial a las escuelas es una ‘prioridad’ para el gobierno alemán. Esta medida sería una de las primeras que la mandataria tomará en cuanto se puedan suavizar un poco las actuales medidas de cuarentena.
«Suspender la actividades escolares fue una de las decisiones más dolorosas» que hemos asumido con esta cuarentena», afirmó Merkel. Esta medida de suspensión de actividades escolares presenciales ha ocasionado que la canciller haya recibido muchas quejas de aquellos que se han visto forzados a actuar de «maestros» en este tiempo de pandemia, que han sido los propios padres de los niños.