Un cuento de terror es lo que vivieron 16 niños venezolanos y aproximadamente 13 adultos que fueron deportados por el gobierno de Trinidad y Tobago en una embarcación sin condiciones, este domingo 22 de noviembre.
Entre los menores se encontraba un bebé de 4 meses y todos tuvieron el mismo destino. Apenas llegaron a tierras de Trinidad y Tobago, fueron deportados de inmediato y enviados a Venezuela en una embarcación con poco combustible, escasos alimentos y grandes posibilidades de vararse en alta mar.
Según las informaciones recabadas, algunos menores fueron deportados con sus madres, pero a otros los enviaron sin ninguno de sus progenitores lo que representa no solo un acto violento contra los DDHH, sino una posición xenófoba por parte de las autoridades de la isla.
Hasta este martes, se maneja información cruzada sobre el desenlace del tema. Algunos aseguran que los niños aparecieron en una zona remota del estado Delta Amacuro, en Venezuela, mientras que otros afirman que los menores seguían desaparecidos.
Por su parte, el representante de Juan Guaidó ante la OEA, David Smolansky, denunció el hecho y afirmó este martes 24 de noviembre que después de más de 40 horas de la deportación en bote, se desconoce el paradero de los 16 niños venezolanos y los padres que navegan en la embarcación. Sin embargo, informó sobre el regreso de la embarcación a tierras trinitarias horas después.
Sin embargo, representantes del partido Vente Venezuela aseguraron a Factores de Poder que los menores habían aparecido en Delta Amacuro y pudieron comunicarse con sus padres.
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Omar Moreno indicó en el Agárrate de este 23 de noviembre que los niños “fueron encontrados en La Barra, frontera de Delta Amacuro con aguas trinitarias” y que se estaba desarrollando su regreso a la isla.
¿Qué dicen los familiares de los deportados en el bote?
En un video publicado por David Smolansky, el portavoz del grupo de los familiares reiteró a tempranas horas de este martes que no tenían información sobre la ubicación del bote y que solo sabían que algunos de sus tripulantes presentaban signos de deshidratación.
Expusieron que las embarcaciones a las que subieron a los niños no tenían “número ni registro” y al momento de zarpar “había un tornado pasando por la zona”.
En esta línea, denunciaron que “no sabían quién es el capitán del bote y el ministro de seguridad y las demás autoridades (de Trinidad y Tobago) dicen que no saben nada”.
Posiciones encontradas de representantes de Trinidad y Tobago
Por un lado, la abogada Nafeesa Mohammed, quien pidió investigar el caso y le exigió al gobierno de Keith Rowley reconsiderar el manejo de la crisis migratoria vinculada con la llegada de venezolanos, dijo a AFP que “es necesario realizar una investigación… Sabemos que tenemos inmigrantes irregulares y ha llegado el momento de que el Estado mejore el sistema para gestionar los flujos… Estos son niños”.
No obstante, las autoridades del país ignoraron un recurso de habeas corpus introducido por la defensa de los menores. De acuerdo con Smolansky, Trinidad y Tobago “ratificó la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención sobre Refugiados de 1951” la cual ratifica dos instrumentos que “protegen a migrantes y refugiados contra la devolución”.
Lamentablemente, la realidad es muy diferente, pues el gobierno de Trinidad y Tobago se deshizo inhumanamente de 16 menores y aproximadamente 13 adultos sin contemplación (entre estos 9 madres), en condiciones vulnerables y escoltándolos hasta fuera de sus límites marítimos dejando un claro mensaje: lo que ocurriera después de allí, que podría ser un tragedia, poco le importaba a los trinitarios que reconocen a Maduro como presidente de Venezuela.
Lo triste del hecho no termina aquí. El mismo Smolansky recordó que “muchos trinitarios emigraron a Venezuela por décadas en busca de trabajo y estudio para superar la pobreza que padecían en su isla. Se les recibió con los brazos abiertos. No hay el mismo trato para los 40.000 refugiados venezolanos que han huido a esa isla por la dictadura”.
Violación a los DDHH
La Comisión Interamericana de DDHH (CIDH) expresó la preocupación por este hecho que tendría a vidas inocentes naufragando en mar abierto. Esto, ya que aunque algunos aseguran que los venezolanos llegaron a Delta Amacuro, no se conoce ninguna versión oficial ni algún tipo de pruebas que corrobore la fe de vida de los tripulantes.
“La @CIDH expresa su preocupación por la deportación, el 22 noviembre, de personas migrantes venezolanas incluyendo 16 #NiñasNiñosAdolescentes, no acompañados. Según información pública, estas personas se encontrarían en altamar y se desconoce su paradero”, reportó la CIDH en su cuenta de Twitter.
Igualmente, enfatizaron que “la #CIDH reitera sus Res. 2/18, 4/19 y 1/20 y exhorta a #TrinidadyTobago a garantizar el ingreso al territorio de personas venezolanas que buscan protección internacional por razones humanitarias urgentes, así como a respetar el principio de no devolución”.
Hasta ahora se espera más información al respecto aunque se dio a conocer que las víctimas regresaron a Trinidad y Tobago. El régimen de Nicolás Maduro no se ha pronunciado sobre el tema, y mientras todo esto ocurre el hecho conmocionó a toda la comunidad venezolana.