Iris Varela, candidata del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y hasta hace dos meses ministra de Servicios Penitenciarios del régimen, envió un mensaje a los gerentes y directivos de este Ministerio (que aún controla en las sombras), ordenándoles despedir a todos los empleados que no participen este domingo 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias convocadas por el chavismo.
Esta amenaza se suma a la que hizo el lunes Diosdado Cabello, quien en un mitin dijo: “El que no vota, no come. Para el que no vote, no hay comida. El que no vote, no come, se le aplica una cuarentena ahí sin comer”. Estos actos de intimidación y coacción evidencian una vez más que lo que ocurrirá este 6D no son unas elecciones libres, justas ni democráticas, sino un nuevo fraude de la dictadura de Nicolás Maduro.
“Este es un mensaje para todos los funcionarios, directores del Servicio Penitenciario”, comienza el audio que hizo llegar Varela a sus ex subordinados. “Tenemos una elección muy importante el próximo domingo. Yo le voy a decir a toda la gente que trabaja en el ministerio penitenciario, ¡el que no vote, que lo boten! Porque no tiene sentido que nosotros arriesguemos lo que nos estamos jugando el próximo domingo. Yo sé que mis camaradas todos son cumplidores. Garanticen su voto. Llegó el momento de defender la patria”, agrega la dirigente del régimen.
La amenaza de Varela se sumó así a la que gran parte de la estructura de la tiranía está ejerciendo, sobre todo, en los sectores más vulnerables de la población, aquellos que dependen de la asistencia estatal para sobrevivir en momentos de una crisis humanitaria sin precedentes para América Latina.
De esta forma, coaccionan y amenazan a los ciudadanos a votar, incluso por los llamados “candidatos funcionales” de la oposición, quienes son financiados directamente por agentes del régimen.
El régimen ataca una organización benéfica alimentaria
Las palabras de Cabello y Varela toma un cariz más amenazador al considerar que días atrás el régimen allanó la sede y congeló las cuentas de Alimenta la Solidaridad, una entidad benéfica que provee ayuda vital a decenas de miles de niños que no tienen otra fuente de acceso a alimentos.
Te puede interesar
El régimen ha acusado a la organización de canalizar donaciones extranjeras para la subversión política. La organización sin fines de lucro y sus aliados calificaron las acusaciones y las redadas como una cruel táctica política que pone en riesgo la vida de los ciudadanos más vulnerables del país.
Según consignó The New York Times, muchos de los niños obtienen su única comida diaria de la organización y muchos de ellos comen una parte de sus comidas para poder llevarle el resto a sus familiares.
“Las consecuencias de esto serán brutales”, aseguró Susana Raffalli, una destacada nutricionista y activista venezolana. “A partir de ahora todos los trabajadores sociales tendrán miedo de seguir trabajando”.
Cuando la economía de Venezuela comenzó a derrumbarse, la tiranía recortó de manera drástica el gasto en educación, atención médica e incluso ayuda alimentaria, lo que hizo que las organizaciones sin fines de lucro tuviesen que llenar ese vacío. El año pasado, solo el cuatro por ciento de los venezolanos ganaron lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, según el estudio ENCOVI.