El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) extendió nuevamente el cierre de diversas operaciones aéreas, así como de varios aeropuertos nacionales, hasta el 11 de febrero de 2021. Esto, alegando las mismas razones ya conocidas como la pandemia, su control y prevención de su propagación.
Sin embargo, a diferencia de pasadas oportunidades, esta vez exceptuaron ciertas operaciones con países “amigos” y “hermanos” del régimen chavista-madurista. Entre los que sí tienen permitido volar hacia y desde Venezuela se encuentran México, Turquía, Irán, República Dominicana y Panamá.
Ahora, ¿por qué unas aerolíneas sí pueden volar? ¿Por qué hacia esos lugares sí y los vuelos de tantos varados venezolanos en el mundo aún no se autorizan? ¿Qué denota esta nueva medida del régimen de la mano con la actividad aeronáutica del país? Estas y otras preguntas las respondió Daniel Lara en el Fuera de Orden de este 12 de noviembre.

Inicialmente, el INAC desconoce, entre muchas otras cosas, que la aviación no es solo tener un avión o una línea aérea con el poder de detenerlo como un carro viejo en un garaje. Una aeronave requiere un sinfín de mantenimientos, medidas y supervisiones constantes para que pueda volar de forma segura, cuestión que no permiten hacer mientras están “suspendidas” las actividades.
Más allá de estas revisiones, dicha prolongación de prohibición de actividades cierra las puertas de muchísimos puestos de trabajos de personas que dependen de ello para su vida diaria. La línea en tierra, la tripulación, los pilotos, los comerciantes de los aeropuertos, los de embalaje, entre otros, se ven afectados en primera línea por casi un año continuo de paralización.
Lo peor de todo es que una vez se anuncie que “se puede volar con normalidad” el personal directo como pilotos y tripulación estará vencido. Esto, por la sencilla razón que al pasar cierto tiempo sin volar y sin operar, el personal está obligado, por las normas, a hacer un curso recurrente de esos que denominan “de refrescamiento”.
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En tal sentido, se comete un grave error al impedirse la operatividad del campo, tal y como pasa con las aeronaves de centros de instrucción, las cuales se podrían usar durante este tiempo para formar a las tripulaciones en los cursos recurrentes. Pero no, una cosa es la lógica y otra la realidad del chavismo. El régimen venezolano detiene permanentemente las aeronaves e impide si quiera algún tipo de encendido de motores que permita el mantenimiento de los equipos.
Sin embargo, lo mencionado no incluye a todos, ya que hay aerolíneas que sí tienen “permisos especiales” para volar desde hace unos meses como es el caso de Conviasa ¿Por qué esta empresa sí vuela y no permiten la llegada de los venezolanos que están regados en el mundo con sus respectivos pasajes de retorno? ¿Por qué siguen cobrando “vuelos humanitarios” cuando pueden aprobar los otros correspondientes así como abrieron los de las rutas mencionadas? ¿Cómo en aeropuertos del estado Bolívar y cerca del Arco Minero siguen las operaciones como si nada? Mafias, chanchullos y más de lo mismo a lo que está acostumbrada la cúpula encabezada por Nicolás Maduro.

Finalmente, la situación actual es muy grave. Reactivarán los vuelos solo para algunas rutas, paralizarán todo tipo de actividades en las que no están incluidas estas últimas y además, obligarán a que, cuando se permita la reactivación, se deba tomar al menos un mes para ponerse al día con los diferentes cursos de refrescamiento que bien pudieran hacerse durante este tiempo inoperativo.
Sin duda, el INAC, de la mano con el régimen, continúa dejando en el limbo y sin dolientes las diversas actividades aéreas, al menos, hasta el mes de febrero de 2021.
Artículo basado en el programa Fuera de Orden de Daniel Lara con fecha 12 de noviembre de 2020.