
Un aspecto llamativo de la dinámica política venezolana es que cuando alguien tiene una postura diferente al «consenso unitario», siempre se asume que esa persona es un traidor que saltó la talanquera y que probablemente le pagaron por sus servicios.
Sin embargo, hay quien podría decir que a esos opositores no les pagan para saltar la talanquera, sino que a la clase política opositora siempre le han pagado para que estén donde han estado todos estos años, haciendo pasar por opositores.
Estas pequeñas peleas internas dentro de la oposición no son más que peleas por el botín, conflictos internos para dirimir preferencias sobre quien dirige los negocios. El gran negocio de ser oposición en Venezuela.
Algunos dicen que Capriles es un entreguista porque va a participar en estas elecciones fraudulentas del 6 de diciembre. ¿Pero cuando promovió el diálogo en 2017 no era un entreguista? ¿O cuando no peleó por la Presidencia en 2013 contra Maduro, eso no fue entreguismo? ¿Cuando denunció las protestas de 2014 y fue el primero en sentarse a dialogar en Miraflores, no era un estafador? O cuando permitió que cerraran el Congreso siendo él Presidente de la Cámara de Diputados, ¿no era un entreguista en aquel entonces?
Capriles ha sido siempre un entreguista. No se explica uno cómo se extrañan a estas alturas.
Sanciones generan una falsa pelea dentro de la oposición y del chavismo
Estos conflictos entre Capriles y Voluntad Popular, así como los demás partidos, no son más que una pelea de patio de colegio. Una pelea de caimanera de fútbol en la cancha. Cuando se revisa la historia reciente, uno se da cuenta que un día se insultan, al siguiente se abrazan, después de eso se vuelven a ofender, y así sucesivamente.
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Cuando Henrique Capriles y Leopoldo López fueron candidatos conjuntos en las primarias de 2012, no faltaban los elogios y las maravillas que salían de la boca de uno. Capriles ahora asevera que Leopoldo siempre ha hecho todo mal, habría que preguntarle si esto incluye cuando le levanto la mano en aquellos comicios.
Ahora bien, ¿cuándo se intensificó esta desgracia que vive el liderazgo político? ¿Cuándo se acentuaron estas peleas intestinas? Se puede decir que hay un gran detonante: la política de sanciones que desató el gobierno de EEUU contra el regimen, pero especialmente contra el entramado económico a su alrededor.
El chavismo siempre ha intentado construir una oposición a su medida bajo la premisa bolchevique «organiza tu propia oposición, antes de que ella se organice sola». Por eso pusieron al servicio de ciertos partidos de oposición a operadores financieros cuyo negocio siempre estuvo con el régimen chavista.
Un señor como Victor Vargas, dueño del BOD y depositario de muchas actividades financieras provenientes del chavismo, era instruido por el régimen para que también financiara a determinado actor de la «oposición».
Así que estos empresarios que vivían del negocio del Estado eran usados también para apoderarse de la oposición. Esto también explica por qué a estos empresarios jamás los han perseguido. Víctor Vargas, Juan Carlos Escotet, Tobías Carrero, e incluso vacas sagradas como Lorenzo Mendoza son parte de este esquema.
Así que cuando empiezan a sancionar y encarcelar personajes que son muy importantes para quienes han sido sus socios, empieza a haber reacciones de todo tipo.
Caen los financistas de la falsa oposición en Venezuela
Hay varios nombres importantes a tener en cuenta para entender cómo las sanciones golpean a políticos de lado y lado. Son numerosos los actores que pasaban dinero hacia la oposición y se han visto perjudicados gracias a las sanciones.
La caída de Alejandro «el tuerto» Andrade se lleva consigo un esquema de financiamiento donde entraba Primero Justicia a través de Eudoro González Dellán, diputado de Primero Justicia, y su hermano quien fue presidente del Banco Industrial nombrado por el mismo Alejandro Andrade.
Por el mismo tubo del Banco Industrial de Venezuela también entraba Acción Democrática a través del exgobernador adeco del Estado Miranda, Gustavo Mirabal. Gustavo Mirabal actualmente es Presidente del Instituto para la Previsión Social del Parlamentario en la Asamblea Nacional, nombrado por Henry Ramos Allup. Al caer Alejandro Andrade también se caen unos cuantos financiados por él.
Otro nombre fundamental es Cliver Alcalá, cabeza fundamental del Cartel de los Soles. Este incluso tenía unas amistades con la oposición que hasta hace poco no conocíamos. Lester Toledo, Hernán Alemán y otros que se hacen los locos como Ramón Guillermo Aveledo que hasta lo presentó en su fundación.
Desde que Cliver fue entregado a los Estados Unidos no se ha sabido casi de él. ¿Estará hablando mucho? ¿El nerviosismo de algunos opositores y chavistas tendrá que ver con él?
A su vez se debe señalar la caída de Francisco Morillo. Este señor fue uno de los que orquestó el esquema de saqueo de PDVSA. Se habla de al menos 12 mil millones de dólares expoliados en un periodo de 10 años. Francisco Morillo tiene entre su conglomerado de empresas a dos muchachitos: Rodrigo Ramos D’agostino y y Ricardo Ramos D’agostino, ambos hijos de Ramos Allup.
Francisco de Morillo se encuentra prófugo de la justicia internacional con paradero desconocido. ¿Por qué Ramos Allup desapareció de repente y por qué sacó a los hijos del país?
Y otro nombre importantísimo: Alex Saab. Todavía no se sabe cuánta información maneja este señor y a cuántos de la oposición financió. Lo cierto es que estos operadores sirven para guardarle la plata tanto al chavismo como a la oposición falsa. Les ofrecen dinero a cambios de que se lancen.
Vistas así las cosas, es la caída de todos estos operadores financieros, especialmente la de Alex Saab la que desata todas estas nuevas negociaciones y «conciliaciones» políticas de cara a las falsas elecciones parlamentarias de diciembre. Opositores y chavistas deben «dialogar» para salvar a sus testaferros.
Artículo basado en el segmento de Fuera Orden llamado «Gracias a las sanciones» conducido por el internacionalista Daniel Lara Farías: