El año 2021 está marcado por un repunte de la violencia debido a los enfrentamientos entre bandas criminales, no solo en Caracas sino en toda Venezuela.
Desde hace varios años, es habitual que Caracas figure entre las diez ciudades más peligrosas del mundo. Aunque el número de muertes violentas disminuyó a 52,8 por cada 100.000 habitantes en 2020 debido a los confines de la pandemia, este año 2021 muestra un resurgimiento de la violencia debido a los enfrentamientos entre bandas criminales, no sólo en Caracas sino en toda Venezuela.

José Luis Andarcia es un albañil que lleva 20 años viviendo en La Vega, en el centro-oeste de la capital. Cuenta a DW que, a pesar de ser un barrio considerado peligroso, hasta hace unos 10 años podían vivir en paz. En los últimos tres años, las bandas han controlado el barrio», dijo Andarcia. Los tiroteos ocurren a todas horas. Teme por su vida, la de sus hijos y la de su familia.
Andarcia dijo que no confía en nadie y que no hay ninguna organización vecinal para hacer frente a la violencia. «No sabemos si el vecino es un sapo colaborador de las pandillas o de la policía, no importa, para mí son lo mismo, no respetan la vida de nadie».

Ana Mercedes Colina es profesora y también vive en La Vega, donde nació hace 68 años. Vive con su hijo, su nuera y sus tres nietos, el más pequeño de los cuales sólo tiene 6 meses. Colina dijo a DW que siempre ha habido problemas de seguridad en el Barrio, pero «desde el año pasado se ha convertido en una pesadilla». «Cuando hay tiroteos, nos encerramos, a veces tenemos que tumbarnos en el suelo, hace tiempo que no dormimos en una cama por precaución, los colchones están tirados en el suelo», dijo Colina.
Metástasis de la violencia
Para los venezolanos, la violencia criminal no es nada nuevo, pero la intensidad y la falta de políticas públicas para controlar los enfrentamientos son conocidas y preocupantes. DW habló con Fermín Mármol García, abogado penalista y director del Instituto de Ciencias Penales, Forenses y Criminalísticas de la Universidad Santa María, sobre la lacra que suponen estos hechos para la sociedad, que él denomina «cánceres sociales». El Sr. García está convencido de que «en el caso de Venezuela, hasta ahora en el siglo XXI, la delincuencia y la violencia han hecho metástasis porque, lamentablemente, las políticas públicas, por un lado, fueron realmente muy perniciosas, pero también, por otro lado, inexistentes.
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Entre las características de las bandas criminales que operan en Venezuela se encuentran los colectivos armados ideologizados a favor del chavismo, pero aún más preocupantes son las llamadas megapandillas que se han formado en los últimos años. Fermín Mármol García explica que «una veintena de estructuras criminales, ideologizadas o no, tienen el control del territorio, cuentan con una preparación operativa ofensiva, es decir, sus integrantes cuentan con armas e incluso artefactos explosivos del tipo granada, materializando una multiplicidad de delitos violentos, como secuestro, asesinato, extorsión, robo agravado, entre otros».
En cuanto al origen de las armas de las megapandillas, García menciona tres canales: la corrupción, el narcotráfico y las importaciones procesadas por las mafias en los puertos. Para García, no hay duda de que los delincuentes «están tan bien armados, hasta el punto de que superan en número a las policías municipales y regionales del país». Podrían estar a la altura de la policía nacional, pero están superando a otras instituciones ya mencionadas», dijo García.
