Si algo sabe la oposición es cómo saltar la talanquera de acuerdo a su conveniencia. Por eso y aunque muchos intenten taparlo, la verdadera preocupación del interinato venezolano no es si gana Trump o Biden en EEUU, sino si quien gane seguirá aprobando esas transacciones millonarias como “apoyo humanitario”.
Guaidó y la administración de Donald Trump se han llevado muy bien, por lo que EEUU ha sido una pieza clave del interinato. Esto, ya que Venezuela recibió millones de dólares por parte de la nación norteamericana con el objetivo de aliviar la emergencia humanitaria, aunque realmente no han terminado en las manos necesitadas, sino en guisos y más guisos de quienes forman parte del “gobierno encargado”.
Justamente es por esta razón que ni a Guaidó, ni a ninguno de su gabinete, le importa realmente quién gane la elección presidencial en EEUU, sino qué pasará con ellos y su presupuesto interino. Como en la política, este asunto lo han manejado de forma muy diplomática por lo que si gana Trump, las alianzas están hechas, y si gana Biden, muy probablemente empiece el lobby para sus relaciones.

Como lo analizamos en Agárrate con Patricia Poleo junto a Ángel Monagas, hasta hace solo algunos años partidos políticos como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular “fueron hermanitos del partido demócrata… apoyaron a Hillary Clinton y a toda la estructura”. Incluso, hasta sus ideales combinan con los demócratas (partido que apoya a Biden), pero como les convenía la ayuda de Trump, saltaron la acera sin mirar para atrás.
Por ello y como lo dijo Monagas, “si hay algo aquí socialista son estos partidos venezolanos del G4”, los cuales por cierto ya se montaron en sus jugadas y maniobras para participar en las elecciones de gobernadores del próximo año en Venezuela. Es decir, al día de hoy hablan de “no legitimar” las parlamentarias del 6 de diciembre pero, al mismo tiempo, ya hay quienes se están preparando para postularse como alcaldes y gobernadores con el mismo CNE que hoy tildan como “ilegítimo”.
Al final del día son los mismos. El chavismo rojo y el chavismo azul. Se legitiman, acuerdan y negocian en base a sus intereses. No se preocupan por la verdadera crisis venezolana, porque si fuese así no habría ni parlamentarias ni consulta popular.
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Los ciudadanos de a pie no están pensando en estos procesos, se preocupan por rendir el sueldo de menos de 4 dólares, por comer, por sobrevivir a la crisis de servicios básicos, por la gasolina, por la inseguridad y por todo aquello que realmente aqueja la vida diaria, y no las jugadas partidistas que nunca tienen resultados en la población.
Aunque muchos venezolanos se encuentran a la espera de qué va a pasar en EEUU y cómo eso afectará al país, lo único cierto, y lo que nos ha enseñado la historia, es que no debemos esperar un mesías ni otorgarle la responsabilidad a otro de los asuntos que se deben resolver dentro del territorio afectado.
Mucho menos cuando los políticos que tiene Venezuela no buscan ninguna salida que no implique negociación, acuerdos, mafias y un sinfín de situaciones que incluyen tanto a un bando como al otro. Tal y como lo confirmó el mismo Leopoldo López, ahora desde el exilio, al exponer que en el hecho del pasado 30 de abril de 2019 que pretendía “una transición” estaban involucrados personajes chavistas como Maikel Moreno y Padrino López.
Pero, mientras todo esto ocurre, ¿qué pasa con el hambre en Venezuela? ¿Con las fallas de los servicios públicos? ¿Con los migrantes venezolanos? ¿Con los mil y un problema que tiene la nación? ¿EEUU resolverá la crisis? ¿O son los venezolanos quienes deben buscar su salida y entender que no hay políticos serios que busquen realmente cambiar al régimen?