La telenovela de los Tupamaro

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Es entendible que un opositor en Venezuela se queje de que es imposible mantener una organización política sin que el chavismo le meta la mano. Pero que sea un chavista el que haga este reclamo ya cae en el absurdo. Esta es la nóvela de los Tupamaro, organización comunista que siempre ha sido afecta a la revolución bolivariana pero que fue intervenida por el régimen de Maduro el pasado 18 de agosto.

Ares Di Fazio, Secretario Nacional del Movimiento, expresó que «se ha consumado el robo del partido, nuestra organización que ha sido construida por más de 30 años por hombres y mujeres que incluso han dejado la vida. A nosotros nos quieren orillar para ponernos del lado de la burguesía, de los reformistas y los proimperialistas. Nosotros somos revolucionarios, vamos a enfrentar al imperialismo norteamericano y a esos factores reformistas que hoy han consumado el robo del partido».

Lo cierto es que ese mismo sistema político que tanto han defendido les acaba de tumbar su partido, práctica que le han aplicado a casi todos los partidos venezolanos disidentes mientras ellos mantenían silencio. Pensaban que no les iba a tocar, pero les tocó. Incluso hace unos meses les metieron preso al jefe, José Pinto, quien si bien era un asesino y un sádico, no queda duda que su detención respondió a motivaciones políticas.

Ahora bien, esta usurpación del Partido Tupamaro no hubiese ocurrido sin la complacencia de un bando «oficialista» dentro del Movimiento que fuese cómplice de la medida.

Este sector ¿entreguista? dio una respuesta puntual a través de Williams Benavides, el nuevo líder ¿ilegítimo? del Movimiento: «Nuestra firme posición ante cualquier intento divisionistas en esta coyuntura es que hay que dejar los intereses personales y grupales , y poner por encima el interés colectivo de la Revolución Bolivariana. Cualquier intento divisor de las fuerzas revolucionarias debe colocarse como un elemento de traición».

Por supuesto, a los que les robaron el partido no los muestran en ningún canal del oficialismo, mientras que aquellos a los que que el Tribunal Supremo de Justicia chavista les entregó el Partido han sido divulgados por todo el aparataje mediático de la tiranía. A su vez en las redes sociales del Movimiento han difundido todo tipo de videos y declaraciones sobre cualquier tema menos del rollo en el que están metidos.

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Benavides ha hecho prácticamente una gira de medios en la que no cesa de dar explicaciones. Cuando se tienen que dar tantas explicaciones la cosa luce turbia.

Benavides dice: «parte de la dirección nacional no respetó los acuerdos, me pasaron a mí al tribunal disciplinario sin ningún elemento, desconocieron a otros compañeros, todo esto fue público y notorio. Nosotros no queríamos llevar esto a la discusión nacional».

Asimismo, el nuevo responsable del Movimiento señaló: «Para nosotros no ha sido fácil, pero los tupamaros verdaderamente rebeldes introdujeron un documento ante la Sala Constitucional pidiendo elecciones internas. Eso ocurrió desde febrero cuando se empezaron a irrespetar los acuerdos y me desconocieron como Secretario Nacional de Organización. Nosotros reconocemos el talante humanista y democrático del Fiscal General William Saab, por lo que sé que vamos a poder esclarecer los hechos».

Como siempre, en sus declaraciones llaman a la unidad, a la «unidad única». Y sin que sorprenda, también hablan de elecciones. Al final todo se trata de lo mismo, del espectáculo de las elecciones.

¿En qué planeta viven estos presuntos revolucionarios representantes de la gente humilde, que en medio de la mayor devastación humanitaria que ha vivido el país, solo centran su discurso es cuestiones partidistas y formalidades electorales? Mientras tanto el pueblo venezolano solo sufre más y más barbaridades nuevas todos los días.

Tantos los tupamaro usurpados como los ilegítimos fueron corresponsables de instaurar y apoyar al régimen que comete este tipo de acciones completamente discrecionales contra las organizaciones políticas, y sobre todo contra la gente. Hoy ese mismo régimen persigue la más mínima disidencia, incluyendo a socialistas y comunistas. Nunca está demás repetirlo: La Revolución siempre se come a sus hijos.

Artículo basado en el segmento de Fuera Orden conducido por el internacionalista Daniel Lara Farías.

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