Ganó la dignidad: Ni los chavistas votaron en las elecciones parlamentarias de Venezuela

A pesar de las presiones, amenazas y los chantajes anunciados por dirigentes oficialistas como Diosdado Cabello, ni siquiera los militantes de base del partido de gobierno y los empleados públicos participaron en las elecciones parlamentarias que este domingo 6 de diciembre se llevaron a cabo en Venezuela, por lo tanto, el fraude electoral quedó consumado.

Sin mencionar la palabra “abstención”, a la 1:30 de la madrugada, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Indira Alfonso, en apenas 8 minutos, ofreció la siguiente información:

“Tenemos el 82,35% de las actas escrutadas, la participación fue del 31% que se traduce en 5 millones 264 mil 101 votos, el Gran Polo Patriótico obtuvo 3 millones 558 mil 320 votos (67,6%), la Alianza por el Cambio que integran AD, Copei, Primero Venezuela y Avanzada Progresista alcanzaron 944.665 votos (17,95%) y el resto de organizaciones políticas tienen 13,71% de los votos”.

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Como se recordará esa llamada Alianza por el Cambio la integran los partidos políticos que forman parte de la Mesa de Negociación (La Mesita) y que el Tribunal Supremo de Justicia les hizo el favor de entregarles las tarjetas y símbolos de los partidos tradicionales.

Alfonzo calificó de “impecable” el proceso y se limitó a informar que de los 48 cargos de la Lista de Adjudicación Nacional, el Gran Polo Patriótico obtuvo el 43,75%.

En este sentido explicó que entre los seleccionados se encuentran: Diosdado Cabello, Cilia Flores, Tania Díaz, María Iris Varela, Jesús Farías, Vanesa Montero, Williams José Benavides, Ilenia Medina, Gilberto Giménez, Ricardo Sánchez, Didalco Bolívar, Noelí Pocaterra, Asia Villegas, Henry Hernández, Luis Fernando Soto Rojas y Mario Silva (el conductor de La Hojilla), entre otros.

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“Se trata de 26 cargos que a esta hora cuentan con una tendencia estable y sin posibilidad de cambio en su resultado”, dijo la rectora.

Agregó que de los partidos “opositores” resultaron electos: Bernabé Gutiérrez (AD), Alfonso Enrique Campos (El Cambio), José Brito (Primero Venezuela) y Luis Augusto Romero (Avanzada Progresista), entre otros.

Durante esta jornada comicial las calles y avenidas de todo el país lucieron vacías y en silencio.

Solo en las estaciones de servicios se vieron colas de personas esperando por surtir de gasolina sus vehículos.

Aplanadora roja rojita

Aunque la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Indira Alfonso Izaguirre, no lo explicó, lo cierto es que el partido de gobierno (PSUV), con sus más cercanos aliados (PPT, UPV, ORA, MEP, Podemos, Tupamaro, Somos Venezuela y Alianza por el Cambio), tiene asegurada la “mayoría calificada” de las dos terceras partes de la Cámara.

Tomando en consideración esta cifra, los partidos políticos aliados a Nicolás Maduro tendrán por lo menos 227-230 diputados de los 277 que conformarán el Hemiciclo de Sesiones.

De ser así el PSUV podrá, sin consultarle al resto de corrientes políticas, aprobar y reformar Leyes Orgánicas y “renovar” todos los Poderes Públicos del país: Poder Judicial (TSJ), Poder Electoral (CNE) y Poder Ciudadano (Fiscalía, Contraloría y Defensor del Pueblo).

La llamada oposición, en el mejor de los casos, tendrá entre 40 y 50 representantes, una cifra que no le permitirá cambiar el curso de las decisiones ni hacer mella en sus “adversarios”.

La aplanadora del PSUV y sus aliados, incluso, tendrá los diputados suficientes para hacer el quórum de funcionamiento (la mitad más uno)  ellos solos.

La presidenta del CNE, por lo menos en este primer boletín, ignoró por completo el tema referido a la elección de los representantes indígenas.

De acuerdo a las Normas Especiales para las Elecciones a la Asamblea Nacional, establecidas en la  Resolución No. 200630-0015, de fecha 30 de junio de 2020, el estado que tendrá mayor número de parlamentarios es el estado Zulia, con 25 representantes.

Le siguen Miranda (19), Carabobo (16), Lara (13), Distrito Capital (13), Aragua (12), Anzoátegui (11) y Bolívar (10). Todos las demás regiones del país tendrán 6 o 7 diputados.

Maduro arrugó, el miedo es libre

Nicolás Maduro Moros, aunque nunca vivió en Catia, una barriada del oeste de la ciudad capital, el Consejo Nacional Electoral, presidido entonces por la rectora Tibisay Lucena, le hizo el favor de asignarle como centro de votación el Liceo Bolivariano Miguel Antonio Caro, ubicado en la avenida Sucre, muy cerca de la Estación del Metro “Gato Negro” o la visitada Iglesia del Carmen.

Este domingo, repentinamente, el ente comicial lo reubicó de centro de votación y le asignó la Escuela Ecológica Bolivariana Simón Rodríguez, ubicada dentro del Fuerte Tiuna, para que el mandatario y su esposa, Cilia Flores, ejercieran su derecho al voto.

Quedó en evidencia que Nicolás Maduro y Cilia Flores son presos del poder hegemónico que manejan: le tienen miedo al odio de la gente, deben permanecer encerrados en lugares seguros, no se atreven a tener contacto con personas desconocidas y saben que perdieron la popularidad.

La pareja presidencial venezolana prefirió cubrirse de verde olivo y rodearse de militares leales, para participar en los comicios parlamentarios de este domingo 6 de diciembre.

Abstención del 80%, según la oposición

Pasadas las 6 de la tarde de este domingo el diputado opositor, Freddy Guevara, dijo en rueda de prensa que según los datos recopilados por el “Observatorio contra el Fraude”, 80% del electorado venezolano no participó en esta farsa electoral.

Guevara destacó que durante la jornada, dirigentes del PSUV, incluyendo el hijo de Nicolás Maduro, se dedicaron a enviar mensajes de voz, a través de los chat, para amenazar a sus militantes y obligarlos a votar, pero aun así no lo lograron.  

El dirigente opositor recordó que en los comicios del año 2015, hubo una participación histórica del 71% de los electores, tanto, que los candidatos de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llegaron a tener 112 diputados, es decir, las dos terceras partes de la Cámara.

¿Y ahora qué?

Las consecuencias a corto y mediano plazo de estos resultados electorales deberían ser las siguientes:

1.- El Consejo Nacional Electoral debe entregar a cada uno de los diputados electos la credencial correspondiente al cargo. Se consideran diputados al momento de ser juramentados, no antes.

2.- Cese de las funciones de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente que preside el reelecto diputado Diosdado Cabello. Ya no tiene sentido su existencia.

3.- Tribunal Supremo de Justicia debe anular la sentencia de desacato que pesa sobre la Asamblea Nacional que preside el diputado Juan Guaidó y en consecuencia, devolverle las facultades legislativas y administrativas a la nueva Asamblea Nacional, de mayoría oficialista.

4.- Tribunal Supremo de Justicia debe anular el Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica que se aprobó en el año 2016 y que le ha permitido a Nicolás Maduro gobernar de facto y no de derecho. 

Por cierto, este instrumento ha sido prorrogado cuatro años consecutivos, toda una aberración jurídica.

Solo cómplices, ningún observador internacional

Todos los procesos electorales en el mundo cuentan con la presencia de veedores o expertos internacionales en la materia.

En Venezuela, el régimen de Maduro solo invita a sus amigos para que “acompañen” los procesos electorales y en esta oportunidad no fue diferente: Evo Morales, Rafael Correa, Manuel Zelaya, Piedad Córdoba, Fernando Lugo y los miembros del CELA hicieron acto de presencia para alabar lo ocurrido.

La presidenta del CNE, Indira Alfonzo, dijo con beneplácito que el proceso habría sido constatado por 1.600 veedores nacional y 300 internacionales, claro, pero ninguno posee credenciales de la ONU o la Unión Europea para serlo.

Todos esos “invitados” llegaron procedentes de países amigos como Turquia, China, Irán, Corea del Norte y Cuba.

Hambre y miseria como contexto

Las elecciones parlamentarias de este domingo 6 de diciembre se llevaron a cabo bajo un contexto económico, social y político muy adverso, de hecho, en la Venezuela de hoy existe una Crisis Humanitaria Compleja que ha tenido que ser atendida por organismos internacionales como la ONU y UNICEF, entre otros.

Según cifras ofrecidas por la Vicepresidenta Ejecutivo de la República, Delcy Rodríguez, el pasado sábado 5 de diciembre cerró con 300 nuevos casos de coronavirus, aun así dijo que todo transcurría normal para el proceso electoral.

A pesar de la Pandemia, el partido de gobierno llevó a cabo actos de cierre de campaña que contaron con la participación de artistas de la talla de Bonny Cepeda, el cantautor y arreglista dominicano que ha tenido gran éxito en los Estados Unidos y buena parte de América Latina y por lo tanto todos sus honorarios son en dólares.

Durante la campaña Nicolás Maduro pidió “votar por la Patria”, pero esa Patria a la cual él se refiere tiene 5,4 millones de venezolanos refugiados en países vecinos porque tuvieron que huir del hambre, la miseria y la falta de oportunidades.

Estimaciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas, indican que 96% de los venezolanos se encuentra en la pobreza, 80% vive en la miseria y un poco más de 7 millones padecen de hambre y presenta desnutrición severa.

Diariamente los venezolanos deben enfrentar la crisis de servicios públicos: electricidad, transporte, falta de combustible, agua potable, internet y gas doméstico, amén de que todos los centros de salud públicos están desmantelados y la escasez de medicinas hace estragos en propios y extraños.

El otrora país petrolero ahora tiene una inflación acumulada de 3.045,92%, no obstante, su moneda nacional ya se encuentra totalmente devaluada, de hecho, el sueldo mínimo nacional y las pensiones se ubican en un (1) dólar mensual cuando la cesta básica tiene un valor que supera los 300 dólares mensuales.

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