La realidad de los migrantes en el mundo sigue siendo compleja y los venezolanos en Colombia no escapan de ello. En esta oportunidad, un venezolano en Tunja, Colombia, denunció los abusos policiales de los que ha sido víctima solo por querer trabajar.
Jesús Martínez vende verduras y frutas en el centro de la localidad. Aunque ya tuvo algunos antecedentes no gratos con las autoridades, hace unos días se suscitó otro altercado: le quitaron su mercancía y lo amenazaron con deportarlo sin argumentar ninguna razón.
“Me destruyeron mi carreta y me amenazaron que si no me iba del lugar me iban a deportar llevándome a la frontera. Solo me dijeron que no me querían ver trabajando en el centro y que me tenía que retirar”, comentó el venezolano natural del estado Portuguesa.

Igualmente, Martínez destacó que en su lugar de trabajo comparte puestos con otros venezolanos y colombianos, pero solo son los migrantes los que reciben estos tratos. “También hay colombianos, pero a ellos no los molestan”, dijo.
Hace 8 meses, al venezolano le quemaron su carreta y le lanzaron su mercancía al piso, aunque con esfuerzo lo pudo recuperar. No obstante, el miércoles pasado, las autoridades policiales volvieron a atacar a Martínez y a otros 4 venezolanos que trabajan en el centro de Tunja.
“Nos acorralaron, nos llegaron de sorpresa todos. Llegó la policía de Espacio Público, la Turística y la Inmigración. Nos pedían permisos para trabajar y documentos colombianos, pero cómo si no te los quieren dar… Fui a la Alcaldía, solicité los permisos e igual se me negó”, relató el entrevistado en el Agárrate de este 22 de octubre.
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El connacional aseguró que vivir esta situación es muy difícil, por la persecución y lucha diaria con los policías de la región.
“Nosotros no somos personas malas ni estamos haciendo nada malo, solo pedimos que nos dejen trabajar. Ojalá pudieran colaborarnos para gestionar el permiso, porque somos personar que queremos trabajar”, culminó Martínez.
¿Qué está pasando con los venezolanos en Colombia?
Anni Uribe, presidenta de la fundación cultural Simón Bolívar, ubicada en Tunja, denunció en exclusiva para Factores de Poder que “han contabilizado muchos abusos de poder por parte de autoridades e instituciones”.
Además, comentó que “hay una doble moral por parte de las autoridades… porque si ya tienes el servicio temporal de permanencia, ya estás avalado para trabajar, aunque al solicitar el permiso formal se los niegan por ser venezolanos”.
Uribe declaró que una de las denuncias más graves de estas discriminaciones se trató de un niño de 8 meses de nacido que falleció al no recibir atención médica “porque pensaron que era venezolano”. Para mayor sorpresa, el infante había nacido en Colombia y, aunque sus padres son venezolanos, pagó por una injusticia y negligencia.
“Hay una xenofobia institucional en todo el país”, expresó la representante de la fundación, mientras rechazaba este tipo de acciones. Igualmente, instó a las autoridades a revisar el destino de los recursos aprobados para los migrantes pues no se tiene muy claro de qué está pasando con eso.
¿Dónde están los representantes de Venezuela?
Ante esta circunstancia, la pregunta que se realizan miles de personas es ¿qué están haciendo los representantes políticos antes estos abusos? ¿Qué están haciendo algunos diputados del parlamento venezolano e incluso grandes “líderes” opositores para enfrentar esta situación? Muchos de ellos se encuentran erradicados en Colombia desde hace varios meses, como Julio Borges por ejemplo, pero hasta los momentos no han dado la cara por este tipo de actos.
Lamentablemente, estos hechos se repite con más constancia que la que desearíamos y hasta los momentos no hay autoridades ni representantes que velen por los derechos de estos migrantes venezolanos.
Salir del país en busca de otras oportunidades no debería ser una razón de desatención, abusos, atropellos, vulnerabilidades y falta de humanismo. Sin embargo, la realidad de Jesús es más común de lo que se piensa, pues gran parte de los venezolanos en el mundo se encuentran luchando contra la injusticia y la discriminación.