VEPPEX declara persona non grata a Claudia López

Claudia López
Claudia López, Alcaldesa de Bogotá

Comunicado de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio declarando a Claudia López, Alcaldesa de Bogotá, persona-non grata

La Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio, declara Persona NON GRATA a la Alcaldesa de la ciudad de Bogotá Claudia López, por sus recientes declaraciones xenófobas en contra de los venezolanos que se encuentran en el área de su jurisdicción, asegurando que el índice de inseguridad ha aumentado por la participación de migrantes venezolanos en bandas criminales.

La afirmación de Claudia López, es además de irresponsable, peligrosa, por las consecuencias que eso pudiera generar en una población migrante venezolana bastante significativa que ha huido de la dictadura de Nicolás Maduro y se ha establecido en el hermano país de Colombia. Esto pudiese generar agresiones no solo de la población colombiana hacia los venezolanos, sino también se puede traducir en malos tratos por parte de los organismos de seguridad colombianos hacia los nativos de Venezuela que residen allí.

Hacemos un llamado a las autoridades colombianas y a Presidente Iván Duque a evitar este tipo de situaciones que pudiesen repercutir en acciones muy duras en contra de  una comunidad que ya vive una pesadilla al tener que salir en condiciones altamente riesgosas para huir de la tiranía.

De igual forma hacemos un llamado a la comunidad venezolana que vive en Colombia a denunciar y señalar a los connacionales  que con su mal comportamiento están ocasionando un daño terrible a quienes se encuentran en territorio colombiano.

Jose Antonio Colina.

Presidente de Veppex.

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Los venezolanos echados a su suerte

Los migrantes venezolanos, muchos de ellos jóvenes, la gran mayoría mujeres en el pico de su juventud y fertilidad se mueven por alguna de las miles de ciudades que componen la cordillera andina, el istmo de Darién, y la pampa. Y a donde quiera que van y dondequiera que estén los maltratan y son objeto de xenofobia.

Los más humildes son objeto de la peor xenofobia, la última ola migratoria que huyó de la tiranía de Nicolás Maduro, que terminó la política de destrucción, saqueo y desmantelamiento del sistema financiero venezolano, enviando a millones de ciudadanos a la quiebra.

El chavismo como fenómeno político en su aplicación tiene una personalidad absolutamente homicida, tomó de todos los ejemplos de la historia que le antecedieron —sin importar su tinte político—, los adaptó y comenzó a desarrollar el más avanzado aparato de persecución y sistema de crédito social jamás implantado en el hemisferio occidental.

Las prácticas criminales del chavismo no conocen límites: Desde delitos de cuello blanco en sedes bancarias palaciegas con pisos de mármol, pasando por el financiamiento de terroristas —los mismos que ahora comparten curules en el congreso colombiano sin que nadie votara por ellos— como las FARC, que derrotadas por el Uribismo en lo militar, despreciadas por la sociedad en lo político, tracionan a quienes se dicen deber (el pueblo colombiano) y terminan aconsejadas por el Foro de Sao Paulo con Fidel Castro a la cabeza y los pone a trabajar en Venezuela.

¿Con quien se unió lo peor de Colombia? Con personajes como Ramón Rodríguez Chacín, Tareck El Aisami, José Vicente Rangel, Roy Chaderton, Cilia Flores, Henry Rangel Silva, Hugo Armando Carvajal Barrios y Néstor Luis Reverol.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, los reductos de los paracos, la delincuencia común que huye de un sistema judicial relativamente «menos» corrupto que el venezolano, el Ejército de Liberación Nacional, todos esos elementos cruzaron la frontera colombo-venezolana entre 1998 y 2020. La Alcaldesa de Bogotá parece olvidar que dada la geopolítica de las dos naciones, tirarse piedras por una situación de refugiados vagando en calles reconocida por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para la materia —algo de una magnitud sin precedentes en la historia del hemisferio— es cuando menos, ruin.

Posterior a la época de Alvaro Uribe comienzan a participar en distintos aspectos de la cadena de distribución del tráfico de la cocaína en el cual los militares y políticos venezolanos también tienen su cuota importantísima de participación como ejes de una organización criminal internacional. Claudia López debería entender que si no quiere venezolanos vagando en sus plazas de la era colonial construidas con mano de obra esclava, debería dirigir sus dardos hacia Miraflores, cuya política de exilio viola los derechos humanos que le permiten a ella ejercer sus libertades civiles en un país vecino con prácticamente la misma historia.


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