«Trago Amargo» es una columna escrita semanalmente por el comunicador yaracuyano Luis Martínez, Factores de Poder Web reproduce su contenido a continuación.
Trago Amargo: El León, el alacrán y el misterio
Nuestra historia se sitúa en una tierra espléndida, muy parecida a la que concibió C. S. Lewis para sus “crónicas”, pero no llamada Narnia, sino Yaracuy, la cual aunque real, otorga condiciones mágicas a todo lo que se relaciona con ella, especialmente la política, que se convierte en un gran juego de imaginación y fantasía.
En Yaracuy, hasta pudiera existir un portal indescriptible, parecido a aquel ropero mágico que transportaba personas, de la realidad a mundos impensables en las historias de Lewis, y, como todo en la literatura, las narraciones tienen un punto clímax, una cúspide sintáctica y de conflictos donde las acciones, palabras y respuestas de los protagonistas, son determinantes para el desenlace final de la trama.
El capítulo determinante en esta mini novela yaracuyana, comenzó el viernes en la mañana.
Julio León, gobernador del Yaracuy, fustigó con gran dureza y precisión, a esta abominación política llamada Luis Parra, alias “el alacrán”.
La pandilla alacrán, es decir, su “movimiento político”, “Primero Venezuela”, quiso sacar provecho electoral y proselitista de un evento relacionado con el alcalde de Sucre, Luis Duque, que si bien en la forma aplicada podemos encontrar elementos muy cuestionables, creo que nadie puede poner en duda, el interés de bienestar que intentó el burgomaestre.
Fue algo muy miserable, demasiado ruin, que la banda de los alacranes en Yaracuy, que no colabora ni con un tapaboca para la causa de contención del COVID-19, se alzara con el anzuelo que utilizan los oportunistas para pescar en río revuelto.
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Sin embargo, mostrar sorpresa por la conducta de un inescrupuloso politiquero que tiene como costumbre la traición, la manipulación y la inmoralidad, es a cualquier luz, una ingenuidad.
Luis Parra, aliado “todo uso”, en el chavismo, “ostentó” el cargo de presidente de la Asamblea Nacional de Maduro —la que no tuvo quórum, la que fue ratificada en el TSJ de Maduro, la que mostró a un Parra regañado por su jefe de bancada del PSUV— y en ese año lo único que hizo fue engrosar su talla, sus cuentas, sus caballerizas, sus inventarios de whisky y lista de propiedades a nombre del padre o de hermanos.
Esa “inversión” que se hizo por la defensa de Álex Saab, no sólo fue demasiado costosa para lo inútil en la causa, sino contraproducente en las filas revolucionarias, las cuales ahora ven mucho más rentable la traición que la lealtad.
Por tanto, la respuesta de Julio León, no solo era necesaria para el presente rojo sino para el futuro inmediato.
En un hipotético escenario de elecciones regionales, es claro que Luis Parra se lanzará al cargo, no porque tenga oportunidad o quiera trabajar por el estado, sino porque ese es su negocio mayor, la plata que viene de las campañas electorales.
Y en esa guerra de preferencias, es claro que el alacrán no resta ni un voto, ni engañaría de nuevo, a las masas opositoras en Yaracuy, cosa que ya fue comprobada, cuando en la campaña del 6D-2020, complementó su portentosa maquinaria, exclusivamente con los retazos que sobraban en el PSUV, y los votos obtenidos fueron de la disidencia madurista.
No obstante, exponer la ponzoña de alias “el alacrán”, es imposible sin cuestionar el truco por el cual alguien, que no salió electo diputado, puede ser diputado y hasta tener más suplentes que un pitcher de Grandes Ligas.
Debemos ver cómo se desarrolla este clímax, pero lo que hizo el gobernador no me parece nada por lo cual escandalizarnos o sorprendernos.
En el fondo no ha dicho nada que el pueblo de Yaracuy no supiera: traidor, poseedor de bienes y dinero de origen desconocido, tramposo, manipulador, exhibicionista, disfrazado de opositor, disfrazado de chavista, derrotado vergonzosamente, y paremos de contar.
No obstante, hay una duda determinante en este futuro político, y es que si todo lo que dijo Julio León de Luis Parra es verdad, y finalmente “aquí no pasa nada”, al menos revelaremos un gran misterio: Si finalmente el león es el rey de la selva, o, en cambio, es el alacrán.
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