José Gregorio Correa es un empleado del chavismo, siempre desde la banca, en un segundo lugar público, pero crucial tras bastidores, el hábil operador político de Julio Borges (en su momento), luego de Henry Ramos Allup y siempre a favor del diálogo, la inclusión y la apertura de canales de comunicación con los sectores más despreciados del chavismo.
José Gregorio Correa, actualmente diputado por Cojedes y candidato a las elecciones orquestadas por el Consejo Nacional Electoral busca convencer a la ciudadanía con que el única arma que tienen los ciudadanos para realizar un cambio es el voto bajo elecciones controladas. Una serie de argumentos y espejismos maniqueos que buscan convencer a la población incrédula de que es mejor «votar y agarrar algo, que no votar y no agarrar nada.»
Con sus costosos trajes, corbates y yuntas hechas a la medida, el diputado de Cojedes establece fuerte presencia en la Alcaldía de El Hatillo, desde donde siempre ha hecho saber a las élites del poder que se comparten las cuotas de gobierno de ese municipio que es él quien pica, y parte y se reparte la torta.
Jose Gregorio Correa se cuadra con Joe Biden
Al legislador de Cojedes (que rara vez se le ve por allá) se le iluminan los ojos cuando se le menciona la eventual toma de posesión de Joe Biden, porque su antiguo compañero de partido, Leopoldo Martínez Nucete está haciendo todo lo posible desde los altos cuadros de la dirigencia demócrata en la que se supo enquistar para que se lleve adelante el desmontaje progresivo de las sanciones a los operadores financieros del chavismo.
Partidario de que los problemas nacionales se resuelvan entre venezolanos, ignora y desmerece las evidentes observaciones y cuestionamientos al sistema electoral venezolano.
El gran logro de José Gregorio Correa
De la banda de los pingüinos a la banda de los enanos siempre de la mano con el chavismo
José Gregorio Correa es instrumental para la construcción de la oposición prêt-a-porter: Su nombre es fundamental para el nombramiento de rectores de la Universidad Santa María, ha sido concejal, operador político, diputado, negociante que responde a los intereses del hombre que lo hizo saltar de la banda de los pingüinos a la banda de los enanos: Raúl Gorrin.
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Habitué del canal Globovisión, eterno apoyo, guardaespaldas y seguro servidor de los intereses del sancionado Raúl Gorrín, cuyas medidas de incautación de bienes en EE.UU. El sugar daddy del diputado barrigón candidato a la reelección.
Tercero en lista nacional como candidato a diputado por Acción Democrática, copeyano de ayer, justiciero de algún tiempo y hoy vestido de blanco, este peculiar transformista político a quien los partidos no lo quieren en sus huestes y le colocan la etiqueta —siempre nívea— de «autoexcluído.«
Sin guiños hacia el interinato
A lo largo de su trayectoria como parlamentario, y recientement en los dos amargos años de gobierno interino de Juan Guaidó, José Gregorio Correa jamás ha sido cordial ni ha mostrado ningún tipo de solidaridad con su colega diputado opositor.
Cuando Guaidó se guindaba de una reja para entrar al hemiciclo para juramentarse antes que un Luis Parra confundido al que le decían que hacer, José Gregorio Correa consideraba que el despliegue policial que el cinco de enero de 2020 se había desplegado en la avenida Universidad y las inmediaciones del Palacio Federal Legislativo era excesivo y que los problemas del país eran superiores al nombramiento de Juan Guaidó como presidente.
No le importa en lo absoluto la consulta y sus anodinas preguntas, sino que está enfocado en mantener su plaza para seguir defendiendo los intereses de su sugar daddy político.
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